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Introducción a historia de la ciencia. Tarea 2

El artículo de José Luis Pesset, “Casi cien años de la historia de la ciencia (o de las ciencias)” (1), nos hace reflexionar sobre si deberíamos hablar de historia de la ciencia o de las ciencias.

En la Revue de Synthèse Historique Henri Berr (2) defendía en 1900 que todas las ciencias tienen algo en común, una unicidad que hace que tenga sentido estudiar la historia de la ciencia; ya que todas las ciencias comparten un origen, leyes generales y analogías. Esto quizás era evidente hace más de un siglo, pero hoy en día surgen nuevas disciplinas cada vez más avanzadas y especializadas cuyo origen y leyes poco tienen que ver con la ciencia de hace más de cien años. Con el paso de los años la ciencia se ha ido especializando y volviendo cada vez más compleja, por lo tanto, necesariamente la historia de la ciencia también ha cambiado con los años y se ha hecho más compleja.

Sin embargo, coincido con Henri Berr en que la historia de la ciencia no se puede cortar por países ni por disciplinas, solo por épocas. Quizás diferentes ciencias hace cien años tengan mucho más que ver entre sí, que lo que tiene una misma rama de la ciencia si la comparamos ahora con cómo era hace años. Creo que dependerá desde qué perspectiva queramos estudiar la historia de la ciencia.

Sarton (3) defendía que se sitúen los hechos en ciencia, no por su aparición o publicación, sino por su incorporación efectiva al pensamiento científico. Pensaba en estudiar la ciencia desde el punto de vista de la cultura y en cómo ha afectado no sólo al pensamiento científico, sino también a la manera de pensar más allá de la ciencia. Los descubrimientos científicos, al final, influyen en la manera en la que pensamos y en cómo nos comportamos. Hace quinientos años pensábamos que la Tierra era el centro del universo, y hace cien que el universo a penas era nuestra galaxia. Hoy en día sabemos que nuestro planeta es uno más de los miles de millones de planetas en nuestra galaxia, y nuestra galaxia es una más de las miles de millones de galaxias en el universo. La ciencia nos ayuda a no sentirnos el centro del universo, sino un simple elemento más de él, del que nos queda mucho por saber. Y esto hoy en día es fundamental, necesitamos darnos cuenta de que formamos parte del mundo y vivimos en un equilibrio con la naturaleza que se ha roto. Debemos cambiar nuestra manera de pensar colectiva para afrontar el reto del cambio climático y otros retos inesperados que puedan surgir por el camino, como una pandemia a nivel mundial. Por lo tanto, es esencial pensar en la historia de la ciencia (en singular) desde esta perspectiva, ya que todas las ciencias en su conjunto nos hacen entender el mundo que nos rodea y cambian nuestra manera de pensar.

Además, aunque hoy en día haya cada vez más especialización, hay mucha interdisciplinariedad. No es raro que, en un laboratorio de biología molecular, aparte de biólogos, haya químicos, físicos, matemáticos e incluso psicólogos y filósofos. Todas las disciplinas se influyen y aportan unas a otras, por lo que a veces será imposible hablar de la historia de la ciencia sin hablar de todas las disciplinas a la vez.

Creo que, como decía René Taton, no es lo mismo la historia de la ciencia para historiadores, para científicos o para filósofos. La historia de la ciencia (en singular) en la que pensaba Sarton era la historia de la cultura. Sin embargo, para un científico especializado en un tema en concreto será interesante la historia de las ciencias (en plural) dónde a él le va a interesar el desarrollo de un área en concreto. Como menciona Peset en el ensayo, el conocimiento científico se acumula, un simple estudiante de física sabe quizás más de relatividad general que el propio Einstein que fue el que propuso la teoría. Y conocer la historia de una teoría en concreto es imprescindible para estudiarla y aprender de ella.

En conclusión, creo que, como concluye José Luis Peset en el artículo, la historia de la ciencia se ha convertido en una disciplina muy compleja; ya que la ciencia en sí también tiende a ser cada vez más compleja y especializarse cada vez más. Por tanto, para abordar el tema de la historia de la ciencia, o de las ciencias, tendremos que pensar a qué público va dirigida y con qué fin la estamos estudiando.

Referencias:

(1) Asclepio. Revista de Historia de la Medicina y de la Ciencia, 2009, vol. LXI, nº 2, julio-diciembre, págs. 249-260, ISSN: 0210-4466

(2) Berr, Henri; 1900; Revue de Synthèse Historique

(3) SARTON, George; 1913; L’Histoire de la Science, Isis, 1(1), pp. 3-46.