¿Qué hay más cotidiano que la caca?

Soy amante de la montaña, y una de las cosas que siempre me ha llamado la atención es cómo se puede identificar qué animales hay en una zona sólo viendo sus excrementos. Lo más común cuando uno va al monte en Asturias es encontrar desde grandes moñigas de vaca (todo niño del norte nos hemos metido alguna vez hasta la rodilla en una, o yo quiero pensar que no soy la única), hasta pequeñas bolitas de caca de cabra (mucho más elegantes y menos olorosas).

Me divierte cuando camino tratar de adivinar de qué animal es cada excremento. Los zorros, por ejemplo, suelen dejar pequeños churritos con pepitas de frutos que no terminan de digerir. Lo que me haría una extraña ilusión es ir a Australia alguna vez en mi vida y ver la cúbica caca del wombat. La forma de los tubos digestivos, la hidrodinámica y las reacciones químicas que ocurren en ellos son la razón de que cada ser vivo cague de una manera única y distinguible.

Referencias:

Los wombats y el secreto de la caca cúbica