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(Fuente imagen: CSIC)

Ya metidos en plena pandemia del coronavirus no debemos olvidarnos de otras potenciales pandemias para estar preparados e intentar prevenirlas. Una de las posibles amenazas, que la OMS tiene desde hace tiempo en su punto de mira, son las bacterias resistentes a los antibióticos.

Siempre han existido bacterias resistentes a ciertos antibióticos de manera natural, pero desde hace unas décadas se están viendo cada vez más bacterias multirresistentes a los antibióticos. Este tipo de bacterias se multiplican de manera exponencial y llegarán a ser una verdadera pandemia. Una simple operación que hoy en día no tiene complicaciones gracias a los antibióticos puede llegar a ser mortal por una infección que hoy en día se cura fácilmente.

El problema de los antibióticos es que se abusa y se hace un mal uso de ellos no completando los tratamientos. Cuantos más antibióticos usemos más bacterias resistentes habrá. Se están investigando alternativas a los antibióticos, como los bateriófagos o fagos, que son virus que infectan exclusivamente a bacterias. Los fagos se descubrieron hace más de un siglo y son las entidades biológicas más abundantes del planeta. El rápido desarrollo de los antibióticos sacó a los fagos del punto de mira en Occidente, pero ahora los necesitamos.

En los últimos años se han hecho investigaciones prometedoras sobre el uso de los fagos como bactericidas. Su investigación moderna se inició con experimentos in vitro en el laboratorio, ha llegado a alcanzar los ensayos clínicos en humanos. La fagoterapia tiene algunas ventajas respecto a los antibióticos tradicionales. Los fagos solo afectan a las bacterias patógenas que causan la enfermedad, dejando el resto de nuestra microbiota en paz. Por suerte, que las bacterias sean resistentes a antibióticos no implica que también lo sean a los fagos, en general, no hay resistencia cruzada. Otra de las ventajas es que hay una gran abundancia de fagos, por lo que si se desarrollan bacterias resistentes a ciertos fagos, siempre puedes buscar otro o utilizar combinaciones de ellos. Esto minimiza la probabilidad de que una bacteria se haga resistente a todos ellos. Por último, se obtienen de manera rápida y barata, y su gran abundancia y variedad permitirá crear moléculas terapéuticas específicas adaptadas a necesidades concretas.

Ya se han utilizado satisfactoriamente en algunos casos clínicos de pacientes graves cuya única alternativa era esta. Aunque los fagos no son perfectos y tienen sus debilidades y dificultades, son una alternativa muy prometedora a los antibióticos cuando las bacterias multirresistentes los inutilicen. Debemos adelantarnos al problema y sacar el tema a las discusiones públicas para que se vayan conociendo.

Referencias:

Los bacteriófagos como alternativa terapéutica a los antibióticos. J.M. Serrano Romero. 2020

La fagoterapia como alternativa a los antibióticos - CSIC