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La emoción que me provoca el arte
25 enero, 2021
(Fuente imagen: ABC)
Ciencia y Artes. Tarea 4
Voy a comentar dos obras que cuando las tuve delante me impactaron y me transmitieron muchas emociones, a pesar de conocerlas y haberlas visto con anterioridad en libros.
Obra número 1.
Ver el cuadro Guernica de Picasso en tu libro de historia no es lo mismo que llegar al museo Reina Sofía y VER el cuadro. Ya el imponente tamaño del cuadro te hace sentirte pequeño y sientes que lo ves por primera vez de nuevo. Creo que el cuadro es capaz de transmitir el horror, la tristeza y lo absurdo de la guerra, pero sin ser desagradable a la vista.
El tamaño de la obra es lo que me hizo sentirme pequeña e indefensa, el color me transmitió tristeza, las figuras simbólicas me transmiten absurdez, y las figuras humanas transmiten horror y sufrimiento por sus posturas y caras.
Lo que más me gusta de esta obra es que no me canso de verla, cada vez que voy al museo me fijo en algo nuevo en lo que no me había fijado antes.
(Fuente imagen: Guías Viajar)
Obra número 2.
Cuando uno va a Florencia es obligatorio ver el David de Miguel Ángel, pero también lo es ver muchas otras obras de arte. Los días que visité la ciudad me saturó un poco tanto arte por todas partes, y la réplica del David se puede ver en la plaza de la Signoría en cualquier paseo. Por eso la larga fila de la Galería de la Accademia te hace replantearte si realmente merece la pena entrar a ver la obra. La respuesta es sí, indudablemente. Es un claro ejemplo en el que el contexto cambia por completo la obra.
Aún sabiendo lo que iba a ver, incluso el tamaño de la obra, me impresionó mucho ver el original. Igual que en el caso del Guernica lo primero que me transmitió la escultura es una sensación de pequeñez, la obra se presenta imponente bajo una cúpula y la luz le confiere magnificencia. Me hizo sentir paz y serenidad. Por otro lado, me impresionó la precisión con la que están hechos todos los detalles. Esto es algo que quizás pasas por alto cuando ves la replica entre otras muchas esculturas en una plaza. Me di cuenta en ese momento de la importancia del contexto, y del hecho de realmente estar allí para contemplar y disfrutar de una obra.
Ambas obras me transmitieron una sensación de pequeñez, y me hicieron darme cuenta de la importancia del lugar y el entorno donde se encuentran las obras de arte. Sin embargo, mientras que el Guernica me transmitió tristeza y horror, el David me transmitió paz y serenidad.