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(Fuente imagen: fotograma de la película Matrix Reloaded)

En el mundo de Matrix, algunas de las máquinas desarrolladas por los humanos para hacer su vida más fácil se han hecho independientes. Tras la creación de la ciudad de las máquinas hay una guerra entre las máquinas y la humanidad, que terminan ganando las máquinas. Durante la guerra, los humanos “quemaron el cielo” para evitar que las máquinas obtuvieran energía del Sol. Cuando los humanos se dieron cuenta de que tenían muchas probabilidades de perder, empezaron a construir la ciudad de Zion bajo tierra para preservar la especie humana.

Esta ciudad sobrevive gracias a las máquinas, unas máquinas que reciclan el agua y producen electricidad para mantener vivos a los humanos que viven en ella. Por otro lado, están intentando destruir a las máquinas que sobreviven a partir del cultivo de humanos de los que obtienen energía. Las máquinas y los humanos tienen una relación de dependencia, las máquinas dependen de los humanos y estos de las máquinas.

Es paradójico que los humanos quieran destruir unas máquinas mientras son otras máquinas las que los mantienen vivos. Creo que la cuestión está en el tipo de máquinas. Las máquinas que mantienen la ciudad de Zion tienen la función de hacer que la ciudad sobreviva, pero no tienen conciencia para decidir apagar la ciudad. Esas máquinas dependen de los humanos, son estos los que les dan las órdenes y las reparan. Sin embargo, las máquinas contra las que luchan son independientes, capaces de tomar sus propias decisiones. Esta es la diferencia, cuando los humanos crearon esas máquinas con conciencia propia no fueron conscientes de lo que podía suponer.

Matrix presenta un futuro distópico que con la tecnología actual es poco probable. Sin embargo, nos invita a reflexionar sobre cómo la tecnología condiciona nuestra sociedad y puede terminar llevándonos a un futuro que no deseamos. Con cada avance tecnológico debemos cuestionarnos como sociedad, y desde diferentes puntos de vista, qué efectos va a tener sobre diferentes colectivos y si realmente dicho avance es necesario y va a suponer una mejora. Creo que los avances tecnológicos no siempre son para mejorar la sociedad en la que vivimos. En muchas ocasiones, la tecnología genera cada vez más desigualdades sociales.

Actualmente, las empresas tecnológicas están controladas por la clase alta de la sociedad y no se preocupan del impacto que pueden tener sobre las clases más bajas o por el impacto que pueden tener a largo plazo. Sin embargo, cada vez hay más gente que se cuestiona la influencia de la tecnología y su política. Por ejemplo, se ha denunciado el carácter machista y racista de inteligencias artificiales como el buscador de Google. Esta tecnología esta fundamentada en bases de datos sesgadas, y se está haciendo un esfuerzo por diversificarlas.

Si no queremos terminar viviendo bajo tierra en una ciudad como Zion, es esencial que nos planteemos la política de la tecnología que creamos y su impacto en diferentes colectivos y a largo plazo.