(Fuente imagen: Gente Yold)

La importancia de la divulgación en los siglos XVIII y XIX

Hasta el siglo XIX en la mayoría de países europeos las mujeres no podían acceder a la universidad. Y hasta finales del siglo XX no se ha empezado a normalizar que las mujeres no dejen de lado su vida profesional por el hecho de casarse y tener hijos. Hoy en día, en las carreras más técnicas, como matemáticas, física o ingeniería, sigue habiendo muchos más hombres que mujeres.

La divulgación científica de los siglos XVIII y XIX fue fundamental para animar a las mujeres a interesarse por la ciencia. Creo que fue un punto clave para que muchas mujeres empezaran a dedicarse a la ciencia. En esta época era muy difícil que una mujer estudiara y todavía más difícil que después de casarse siguiera dedicándose a la ciencia. Las mujeres que lo hacían eran normalmente familiares de científicos, como Caroline Herschel o Marie Lavoisier.

Estas mujeres que se dedicaron a la ciencia en esta época sirvieron como referentes para muchas otras. Vera Rubin desde pequeña quiso dedicarse a la astronomía, pero mucha gente le decía que eso era cosa de hombres. Saber que había astrónomas como María Mitchell fue lo que la animó a seguir adelante. El caso de la astronomía es curioso, porque al ser antiguamente un trabajo tedioso de observación se contrataba mujeres por ser más económico y porque supuestamente tenemos más paciencia. Otro ejemplo, es el de las astrónomas de Harvard a principios del siglo XX, que hicieron mucho más que simplemente clasificar estrellas.

La labor de todas estas mujeres y la divulgación de su trabajo es imprescindible. Por un lado, para servir como referente a otras mujeres. Por otro, para demostrar a toda la sociedad que las mujeres somos igual de capaces que los hombres. Hoy en día, hay menos mujeres que hombres en física. Sin embargo, en la especialidad de astronomía suele haber números similares de hombres y mujeres. Creo que el ejemplo de todas estas astrónomas del siglo pasado ha sido fundamental.